Te vas y no quiero que vuelvas más pero desde que te espero el tiempo se ha vuelto más áspero. Saqué de mi boca el anzuelo y hablé con las colillas que dejaste en cada cenicero pero no sabían nada de eso, sabían un poquito nada más a restos de tus besos al humo de tu cuerpo a la imperfección de la añoranza que nos otorga el recuerdo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario